Las paredes en forma de abanico se adaptan al terreno, protegiendo las cuatro unidades de vivienda del Tramuntana (viento fuerte predominante en Empordà) y asegurando privacidad en su interior. La bóveda evoca otra característica destacada de los pueblos costeros, al igual que las obras admiradas de Bonet Castellana en la región. Además, enfatiza la continuidad espacial entre el interior y el exterior, y centra el espacio en las vistas.